Comenzamos a transitar el mes de abril y estamos a un mes de los ciclos largos, aquellos que arrancan bien temprano. No es una mala opción comenzar a pensar en la fina.
Creo que la lluvia generalizada que tuvimos hace unos días sumado a estas precipitaciones que se están dando en el mes de abril, será un golpe anímico muy importante para todo el sector que está pensando en trigo y cebada.
Esto, también, nos abre paso a pensar qué es todo lo que viene en el mercado de fina, tanto en trigo o cebada, en un contexto mundial que es complejo. Creo que se están repensando todas las formas logísticas de producción y distribución de todas las cadenas, y esto hace que los granos no queden exentos.
Si empezamos a mirar hacia adelante en el mercado de trigo, dejando atrás esa 2019/20 donde todos los números ya están asumidos prácticamente, hoy los precios que vemos en cualquier mercado ya tienen incorporados todas esas cifras de la 19/20. Y pensando que en el trimestre que viene (mayo, junio y julio) vamos a tener la definición del 90% de los trigos del mundo, es decir la definición de los trigos del hemisferio norte.
Sabemos que esos países cuando están presentes en el mercado exportador se siente esa competitividad y los precios lo acusan.
La realidad es que hoy vamos a definir ese 90% de trigo del mundo en los próximos tres meses y eso nos deja abierta una ventana de volatilidad, incertidumbre y probabilidad de ocurrencia de lo que va a pasar con el factor climático.
Cuando empezamos a armar ese hilo, comenzamos a ver que todo ese bloque se redujo en áreas como Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido. El resto de los países se mantuvieron con algo menor de superficie a definir el mercado.
La realidad es que no manejamos el clima y esto nos deja una probabilidad de que el mercado se ponga nervioso y nos dé una chance de capturar precios algo mejores de los que estamos viendo para esta cosecha.
A esto tenemos que sumarle que va a pasar con el hemisferio sur, aquí es donde entra Argentina y Australia principalmente. Vemos que, a Argentina, con esta recomposición de perfiles y con precios de 170 dólares, la relaciones insumo-productos le queda bastante favorable. Hay que ir bastante para atrás para conseguir relaciones insumo-producto tan buenas.
Entonces, es muy difícil que nuestro país baje drásticamente la superficie de trigo a pesar de todo este intervencionismo que hemos visto en materia de derecho de exportación durante el último tiempo.
Después, quien completa el hemisferio sur es Australia que viene de dos campañas muy castigados. Igualmente se apunta a que vuelva a normalidad y esto implica que van a tener alrededor de 25 millones toneladas de producción y no 15 millones como tuvieron el último año. Por ende, esto le permitiría recuperar flujo de exportación.
Cuando empezamos a unir todo esto, el mercado de trigo, mirándolo para adelante, nos deja una incertidumbre muy grande de lo que va a pasar con ese 90%. Seguramente el mercado se ponga nervioso, hay zonas que están preocupadas, sin dudas, creo que vamos a tener una posibilidad de capturar algún precio más interesante.
Es un año para hacer trigo “a la defensiva”. Es decir, cuando el margen cierra con rindes objetivos que son logrables y partiendo de perfiles llenos, se puede empezar a tomar algún precio que nos puede dejar atrás algo de rentabilidad.
Cuando digo hacer trigo “a la defensiva” me refiero, sobre todo, a conocer todas las alternativas que pueden impactar en la campaña. En tal sentido, creo que vamos a tener una ventana de tiempo donde espero un no intervencionismo en un futuro cercano.
Ese riesgo que tenemos lo podemos correr un poco, pensando en qué si políticamente se tomara una decisión en contra del sector, no la tomarían ahora. Hasta de la propia lógica va en contra del efecto.
El riesgo está y sabemos que, si hay una escala de los precios domésticos, sin dudas se puede volver a repetir situaciones que hemos vivido anteriormente.
A esto hay que sumarle, cuando uno mira la película un poco más lejana y pensando en una Australia que puede volver a la normalidad recuperando su producción y su oferta exportadora, puede dejar un mercado más competitivo para Argentina.
Si hoy yo tengo que tomar una decisión de comercialización, creo que todavía me animo a esperar ver cómo se va desarrollando la siembra, como van cerrando estos países productores fuertes del hemisferio norte su producción, pero no dejo de atender esa duda antes mencionada.
Por otra parte, a nivel mundial lo que hoy se está viendo es que los compradores fuertes de trigo, sudeste asiático y todo el norte de África principalmente, se muestran, a pesar de todo el estallido de la pandemia, muy activos en el mercado. Si empezamos a revisar las licitaciones que hemos tenido durante estos últimos días, el mercado de trigo tiene una demanda más activa que hace 45 o 50 días atrás.
Lo que empieza a verse es que estos países que dependen mucho de la importación de trigo no pueden darse el lujo de tener una crisis alimentaria en el medio de una crisis sanitaria. A la par de esto lo que se empieza a ver es que, al menos ante el empalme con la nueva cosecha, Rusia, Ucrania, Rumania y Kazajistán han empezado a poner limitaciones a las exportaciones.
Entonces, si bien hoy el límite no genera tanto nerviosismo en el mercado, estos países no quieren tener una suba en los precios domésticos del trigo y de otros granos.
Ante esto, ahí hay otro elemento que puede llegar a reforzar los precios que es saber cómo van a tener que convalidar algo más de precios si empieza a sobrevolar en el aire ese rumor de que los países exportadores empiezan a restringir oferta. Tenemos una ventanita para analizar y poder capturar alguna mejora en los valores.
Con respecto al maíz, entramos en un período donde Sudamérica está cerrando una muy buena producción. De hecho, ya lo vemos, 130 dólares julio nos indica eso. Creo que estos precios ya tienen incorporado toda esa información de la muy buena producción Sudamericana y también ya tiene incorporado la expectativa de que Estados Unidos ya se encamina a sembrar casi 40 millones de hectáreas.
Entonces, para abajo, con toda esta información incorporada en precios, cuesta ir, de hecho, estamos en soportes de precios que prácticamente ya son históricos en los últimos años. La duda es cuál es el despegue que puede llegar a tener el mercado de maíz.
Esto nos va a condicionar a la forrajera en cebada que hoy tiene el pie arriba de la cabeza producto, principalmente, por el descenso de los precios del maíz.Por Lic Iván Ullmann – Analista de mercados – Mañanas de Campo