El presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja (ACSOJA), Luis Zubizarreta, sostuvo hoy que el desafío de Argentina “es venderle productos al mundo con mayor valor agregado” y consideró necesario “equiparar la carga impositiva” entre la exportación de los granos sin industrializar y los procesados.
Zubizarreta, que también es presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), sostuvo en una entrevista con Télam que el panorama del sector es “complicado” y que este año se va a exportar “bastante menos”.
Télam: Para la campaña que se viene de soja, ¿Qué expectativa hay? ¿Hay alguna proyección?
Luis Zubizarreta: La principal preocupación radica en el clima, que en la perspectiva hay algunos pronósticos de Niña. La segunda preocupación radica en la estabilidad cambiaria y los ruidos que hay en el esquema económico argentino. Creemos que hay algo bueno que está sucediendo que son la suba de los precios y eso ayuda. Si Dios quiere se va a sembrar un área similar a la del año pasado, y hasta tal vez un poquito mayor.
T: En Chicago el precio de la soja viene subiendo de manera contundente, ¿Qué panorama ven en este sentido? ¿Piensa que la tendencia se va extender?
L.Z.: La demanda está firme y esa es la gran noticia. Venimos de varios años con buenas cosechas tanto en Argentina y Brasil como en el hemisferio norte y la preocupación es que haya un problema climático y que por una demanda creciente se tengan que pagar mayores precios. Lo bueno es que la demanda firme sostiene los precios a pesar de las buenas cosechas y que cualquier problemita climático puede llevar a que los precios suban aún más y creo que eso es a lo que está yendo el mercado. Vemos una demanda de proteínas vegetales y esa es la buena noticia para Argentina, que pese a todas las oportunidades perdidas, el tren todavía está en la estación.
Acá nuestro desafío es venderle productos al mundo con mayor valor agregado. Desde Acosja, creemos que hay que romper las estrategias proteccionistas de los países compradores y convencerlos de que nos compren productos con más valor, terminados, y que nos permitan dar un salto cualitativo en nuestras exportaciones. Más carne y menos poroto. Los chinos nos compran porotos y nosotros queremos venderle productos terminados, que tienen muchos más valor, menos volatilidad y que sobre todo generan más trabajo.
T: En los últimos tiempos subieron las exportaciones de poroto sin procesar y bajaron las de harina, ¿Por qué está pasando esto?
L.Z.: Pasan dos cosas: los productos con más valor agregado pagan más impuestos que los de menor y eso incentiva a exportar los segundos Y, además, el mundo cada vez se hace más proteccionista y quiere agregar valor localmente. Esa es la principal batalla que Argentina tiene que dar para generar los incentivos para que la industria y el trabajo se generen en Argentina y que salgamos del modelo de granero del mundo y nos transformemos en un supermercado del mundo generador de trabajo. Supermercado y surtidor verde. Es un desafío y eso requiere políticas de Estado y continuidad y lo que nos está pasando es lo inverso, porque no se siguieron ciertas políticas en ese sentido.
T: ¿Ve necesario que se establezca de nuevo un diferencial en el pago de retenciones entre la soja procesada y la que no?
L.Z.: La palabra diferencial tiene una connotación negativa. Creo que es necesario que se equilibre la cancha y que se equipare la carga impositiva de los productos con más valor agregado respecto a los que tienen menos y que se defina una política de Estado estable en ese sentido, porque los contrarios también juegan y tienen políticas activas para comprar materias primas y producir localmente. Nosotros tenemos que buscar estrategias para contrarrestar eso. Es crítico que lo hagamos.
T: ¿Equilibrar la cancha sería establecer de nuevo el diferencial?
L.Z.: Quizás haya otra estrategia que no sea el diferencial. El diferencial es una, tal vez hay que buscar otra estrategia, pero tiene que ir en ese sentido, que es el de equilibrar la cancha. El poroto paga menos impuesto que si vos lo industrializas. Como la alícuota es la misma y al industrializarlo le agregas valor, que es energía, trabajo, impuestos, y se paga sobre ese agregado de valor, terminas pagando más impuestos que si exportas una tonelada de materia prima. Eso es lo que hay que corregir.
En toda la cadena de soja, creemos que como las alícuotas son tan altas, limita nuestra competitividad y la producción. Nuestra propuesta es decirle al Gobierno que si gradualmente van bajando las alícuotas, van a recaudar más, porque la producción va a crecer y se va a terminar teniendo más exportación, generando más trabajo y recaudando más.
T: En cuanto al biodiésel, ¿Cuál es la situación de la industria?
L.Z.: El panorama es complicado. Las exportaciones están en mínimos históricos básicamente por un motivo fundamental, que es la pandemia. Hubo una disminución en la demanda de combustibles en Europa principalmente y una baja de precio generalizada que nos impidió exportar los volúmenes que veníamos vendiendo en los últimos años. Este año vamos a exportar bastante menos. En el mercado doméstico pasó algo similar: por un lado hubo un menor uso de combustible y por otro lado, por no actualizarse los precios, las pymes que abastecen el mercado interno dejaron de entregar, porque los números no le cierran.

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