A partir de un convenio con la Cooperativa Rural Alfa de Tres Arroyos, técnicos de la Chacra Experimental Integrada Barrow realizaron un ensayo a campo para medir el efecto que un cultivo de cobertura genera en las propiedades del suelo y en la rotación en el largo plazo. Fueron varios los puntos positivos que arrojó el trabajo y también hubo algunos negativos. Los ingenieros Martín Zamora y Lucrecia Manso realizaron una síntesis de los resultados obtenidos.
La experiencia arrancó en 2016 en el establecimiento “La Providencia”, cercano a Copetonas. Un lote de 40 hectáreas se dividió en dos y se evaluaron dos tratamientos: uno con cultivo de cobertura (CC) de avena-vicia, sembrado luego de un trigo, y otro sin cultivo de cobertura (SC), en barbecho tradicional. En ambos casos después se sembró girasol y en la campaña siguiente, trigo.
Respecto a las lluvias producidas durante los dos años evaluados, los técnicos explicaron que “en la primavera de 2016 e inicio del verano de 2017 se presentaron escasas precipitaciones, principalmente durante los meses de septiembre a enero, con lluvias medias mensuales muy por debajo de las normales para la zona. Recién en los meses de febrero y marzo las lluvias fueron de importancia”. Y completaron: “Durante el ciclo del cultivo de trigo las precipitaciones resultaron ser superiores a las normales para la zona, lo que propiciaron un muy buen desarrollo del mismo, con rendimientos superiores a la media de la región”.
Girasol
En el análisis del efecto producido por el cultivo de cobertura sobre el girasol sembrado una vez secado el mismo, Zamora y Manso indicaron respecto al stand de plantas que “se observaron diferencias significativas del número de plantas. Posiblemente la calidad de la siembra se haya visto afectada por el mayor contenido de residuos en superficie. También pudo deberse a la aparición de alguna plaga (como babosas o bicho bolita), aunque no fueron observadas evidencias de éstas plagas al momento del conteo de plantas”.
En tanto, en referencia al rendimiento del girasol, expresaron: “No se detectaron diferencias significativas entre el sembrado luego del cultivo de cobertura y el que no lo tuvo. Si bien fue observado un retraso en la senescencia del cultivo en la franja con CC respecto al tratamiento sin CC, la misma no tuvo efecto sobre el rendimiento”.
En este sentido, aclararon que “no pudo demostrarse si este retraso en la senescencia fue debida al CC o al menor stand de plantas que presentó la franja con CC”. Sólo fueron observadas diferencias estadísticas en el peso resultando en 18% superior en la franja con CC.
Suelo
Previo a la siembra del trigo hecho posterior al girasol, los ingenieros relevaron el contenido de humedad y de nitratos en el suelo. El resultado: “No se observaron diferencias en referencia a la humedad, pero sí en nitratos, donde el CC presentó un 20% más de nitrógeno disponible”.
Malezas
Realizaron una observación en el trigo y conteo de las malezas presentes. En la franja sin cultivo de cobertura se observaron algunas malezas que con el CC no aparecieron (supresión), tal es el caso de apio cimarrón, cerraja, sanguinaria y raigrás.
Trigo
Se observaron diferencias estadísticas significativas en el rendimiento del trigo. “Donde se realizó el CC, presentó un rendimiento de 6431 kg/ha, siendo un 20% superior al rendimiento del trigo sin el CC. La tecnología utilizada en ambos cultivos es la misma (en densidad de siembra, variedad, fertilización, control de malezas, etc.) por lo tanto, la diferencia de rendimiento fue influenciado directamente por el CC”, explicaron los ingenieros.
“Al momento de la siembra, sólo fue observado un mayor contenido de nitratos en el CC. Por otra parte, el trigo con antecesor de CC tuvo 130 espigas por metro2 más que el trigo sin CC. La proteína en grano también mostró un incremento significativo en el tratamiento CC, pasando de una proteína de 10,85% (sin CC) a 11,68% donde fue sembrado un CC”, completaron.
Análisis económico
Luego de dos campañas (girasol 2016/17) y trigo pan (2017/18), donde se comparó avena – vicia como cultivo de cobertura, se evaluó la factibilidad económica que justifique el uso del mismo. “El girasol sembrado sobre el CC mostró un 21% menos de costo en el uso de herbicidas. También hubo diferencias en semilla y fertilizante por el costo de la semilla de la avena – vicia y la diferencia en fertilizante por la fertilización de 90 kg/ha en el CC”, indicaron.
“La diferencia en costos de un barbecho largo versus sembrar la avena – vicia hasta la implantación del girasol fue de 90,7 US$/ha. El rendimiento del girasol no presentó diferencias en el rinde. No obstante, sí se presentó una respuesta en el rendimiento del trigo pan posterior al girasol, que fue de 10 qq/ha a favor del CC. Tomando un valor del trigo de 190 US$/Tn, menos los gastos de comercialización, quedaría un precio libre de 152 US$/Tn. Esto representaría un extra de 152 US$/ha a favor del trigo con CC”, analizaron los ingenieros.
Por otra parte, agregaron que “ese trigo tuvo un 0,83% más de proteína que el lote sin CC. Si se valora el costo de aplicación de un fertilizante foliar más el producto, para que el trigo sin CC pudiera haber alcanzado la proteína del trigo con CC (aplicación: 4,20 US$/ha + fertilizante foliar FoliarsolU, 90 l/ha con un costo de 41 US$/ha puesto en el campo), el trigo con CC sumaría un beneficio total de: 197,20 US$/ha. Descontando el costo por hacer el CC, de 90,7 US$/ha, la rotación incluyendo un CC arrojó un valor a favor de 106,5 US$/ha”, agregaron.
Largo plazo
Zamora y Manso destacaron que “de acuerdo a estos resultados, se concluye que el efecto del cultivo de cobertura debe ser evaluado y analizado más a largo plazo, no solo en el cultivo de cosecha gruesa que sigue en la rotación”, concluyeron respecto al trabajo evaluado y cuyos resultados serán presentados en el XXII Congreso Latinoamericano de la Ciencia del Suelo, 2do Congreso Uruguayo de Suelos y X Encuentro de la Sociedad Uruguaya de Ciencia del Suelo que se realizará entre el 7 y 11 de octubre en Montevideo.
Pros y contras para tener en cuenta
Está comprobado que la incorporación de los cultivos de cobertura aporta beneficios a los sistemas productivos. En este sentido, los ingenieros Martín Zamora y Lucrecia Manso destacan “el aporte de carbono; fijación biológica de nitrógeno, lo que permite reducir los requerimientos de fertilizantes; atenuación de las pérdidas de suelo por erosión eólica e hídrica; disminución de la presión de malezas y del uso de herbicidas; mejora de la captación de agua y reducción de encharcamientos/encostramiento; reducción de la evaporación, lo que incrementa la eficiencia de conservación y disponibilidad de agua en el perfil; disminución de la lixiviación de nutrientes; disminución de la susceptibilidad a la compactación; mejora de la actividad biológica, entre otros aspectos”.
Costo financiero
Si bien son numerosas las ventajas de la implantación del cultivo de cobertura, también pueden presentarse algunos aspectos negativos. Así es que los técnicos explican que puede haber “una interferencia para el cultivo siguiente, debido al consumo de agua y nutrientes, y aspectos relacionados a cuestiones de índole económica (por el aumento de los costos)”.
En este sentido, Zamora explicó: “Lo complicado es cuando tenés que invertir hoy para ver los resultados mucho más adelante, lejos. Entonces a eso le tenés que poner un costo financiero, y con los valores que hoy tenemos de tasas de interés para la financiación, es difícil. Distinto es si las condiciones fueran normales”.
El secado
La otra cuestión determinante es el momento en que se finaliza el cultivo de cobertura. “La fijación de nitrógeno por parte de la vicia cuando más aporta es en septiembre/octubre, que es cuando más crecimiento tiene. Entonces el productor cae en la dicotomía de qué hacer, esperar y correr el riesgo de que no llueva y no tener humedad para la gruesa que vas a sembrar o secar antes el cultivo y que no te fije mucho nitrógeno”, advierte Manso.(LVP)